domingo, 6 de noviembre de 2016

Asumir, una mala decisión

Les ha pasado que cuando todo ya parece estar perfectamente ubicado en sitio y lugar en su vida, aparece algo que lo altera? A veces para bien otras para mal. Soy de las que antes de reaccionar, analizó rápidamente la situación y busco la mejor alternativa del momento; aunque confieso no siempre salgo airosa. 
Recientemente me ha pasado mucho, hemos tenido - familiarmente - muchos cambios, buenos cambios. Todos estos cambios han traído consigo alteraciones, las cuales nos ha tocado analizar, aceptar y ejercer. Lo bueno de los cambios es que te permites realizar nuevos roles, aceptar retos, proponerte metas (no bajar de peso, por favor) y nunca asumir nada. Por qué no asumir? Pues fácil, porque cuando asumes es que "alguien" no está haciendo lo suyo. La palabra asumir es un verbo transitivo, con dos posibles significados: Atraer o tomar para sí algo no material, especialmente una obligación, una tarea o una responsabilidad, como por ejemplo: "asumir el mando"; y el otro significado es aceptar algo no material, tal como: "asumir una invitación; asumir una solución". Como ha quedado descrito "asumir" puede ser una acción de solución pero a lo largo resulta pesado, pues los que nos hacen asumir, darán por sentado que fuimos recursivos y les dará amnesia sobre ello. 
Volviendo a los cambios, cuando uno surge, hay un 75% en contra, por distintas razones: desconocimiento del tema, impotencia, indignación (yo lo puedo hacer mejor - pero no lo hice) y simplemente que no les da la gana. A los que no le da la gana y pretenden hacer en su diario vivir lo que les da la gana y como le da la gana, tenemos mucho que aprender de ellos. Me he puesto a analizarlos y a las finales me parece que son tan rebeldes consigo mismo que no se pueden dar cuenta de cosas mejores para ellos, porque están en una eterna zona de confort, de donde obtienen lo básico y se llenan la boca conque es suficiente; pero emocionalmente están vacíos, puesto que no se permiten explorar, quizás por miedos pasados. 
Moraleja del tema: no asumir y hazte una retrospectiva para conocer tu zona de confort y proponte dar un paso mas. 





#solocosasbuenas 
MV507

domingo, 27 de marzo de 2016

Vivir para uno mismo

«Vivir para uno mismo» es una frase que espanta a muchos. Las consecuencias son bien conocidas: el vicio, la depravación y la degradación. Es decir, echar a perder la vida... Pero un día me di cuenta de que mi vida a menudo ya no me pertenecía. Que tenía demasiados «debo» y pocos «quiero». Mis responsabilidades aplastaban mis sueños como una lámina de piedra y yo aún le intentaba encontrar una justificación.
Así que decidí decir ¡basta! Me harté de convertir mi alma y mi vida en un basurero para los desechos radioactivos. Me harté de explicar tímidamente cómo me atrevía a poner mis intereses por encima de los intereses de los demás. Ya era hora de vivir para mí. Eligir alegría en lugar de autohipnosis. Vivir por amor, no por exigencia.
De esta forma empezó un año de mi vida indignante y asocial a modo de egoísmo sano. «Sano» o, mejor dicho, «sensato», es una clarificación gracias a la cual los demás no me tomaban por una rebelde ni por una perturbadora de la paz. Porque muchos están seguros de que primero tienes que sufrir y luego, si es que aún tienes fuerzas y salud, vivir para ti; no hay problema.
Pero yo empecé sin demoras.
Al principio tenía miedo. Ideológicamente me faltaban motivos, todo se basaba en una vaga pero fuerte determinación que así era mejor. Me sentía como si fuera a emprender un viaje alrededor del mundo en una banana inflable. No sabía si podía luchar contra un montón de «deberes» o esperanzas y proyecciones ajenas. No quería convertirme en una marginada etiquetada como «egoísta». Pero me daba cuenta de que era el único camino hacia la libertad.
Para los demás mi plan contenía una insolencia inimaginable. Porque salí fuera del juego que tenía prohibido defender el derecho para la vida propia. Dejé de pedir disculpas por mis deseos y planes, justificarme y sentirme culpable por ser feliz, tranquila y ser dueña de mi tiempo.
Lo primero que hice fue cerrar el grifo a través del cual mi vida se llenaba de quejas, monólogos penosos, lloriqueos y discursos de odio. Quiero mucho a mis parientes, adoro a mis amigas, valoro a mis compañeros de trabajo y respeto a mis vecinos de la tercera edad. Pero esto no significa que sus confesiones que duran horas, al estilo de «qué horrible es la vida», «todos están mal y yo soy la única persona coherente» o «imagínate, ese imbécil no me ha vuelto a llamar», deben ser parte de mi vida. Quité de mi puerta el anuncio «Donador energético. Consultas 24 horas al día». Y esto fue tomado como un acto de desobendiencia social. «¿Cómo? ¿No te interesan los detalles de la vida personal ajena, enfermedades, depresiones o planes para conquistar el mundo? ¿No quieres escuchar el disco rallado de tu amiga acerca de su corazón roto (en la enésima ocasión)?. ¡Bruja! ¡Hay que quemarla!».
Cuando suavemente pero con mucha determinación cortaba los intentos de quejarse con las palabras: «Creo que este tema no es agradable ni para ti, ni para mí. ¿Por qué mejor no me cuentas de...?», sentía cómo se me paraba el corazón de miedo. Creía que ahora seguirían ofensas y acusaciones. Pero, asombrosamente, mi disponibilidad para escuchar cosas buenas era una señal para recordar lo bueno y empezar a hablar de ello. Y, lo más importante, esto me liberó también a mí de la costumbre de quejarme. Porque al negarme a escuchar historias deprimentes, tampoco tenía ganas de narrarlas yo.

Sí, te estoy diciendo que «no»

Luego empezó la parte más difícil. Empezar a utilizar la extraña e indignante palabra «no». Por lo general, le decía que sí a cualquier petición emotiva. Mi timidez reforzada con el miedo de ofender me manipulaba por completo. Me sentía mal al destruir la imagen que había creado ante los ojos de los demás. Pero en cuanto un primer «no» serio saliera de mi boca, ya no me podía detener. Mis conocidos quedaban tan asombrados como si me hubiera tragado a un conejo vivo enfrente de ellos.
Siempre soñaba con hacer mil cosas que me gustaban pero terminaba dedicando mi tiempo voluntariamente a los demás. Sustituía a mis compañeros de trabajo, llevaba de compras a algunos parientes de otra ciudad, cuidaba de los hijos de mis amigas fiesteras mientras aquellas se marinaban en los spa, regaba plantas y paseaba a sus perros. De un niño mandadero fácilmente puedes crecer a ser esclavo profesional. Pero le dije «no» a esta llamativa carrera.
Con el tiempo aprendí a separar los granos de la paja y entender cuál petición de ayuda es real y cuál es una simple manipulación y parasitismo. Un «no» justo se convirtió para mí en una base que no me debaja engatusar ni olvidarme de mí misma.
La afirmación «nadie le debe nada a nadie» suena bien pero en la vida real casi no aplica. Rechazar el papel del endeudado eterno obligado a consentir y rendirse no fue tan difícil como dejar de exigir y violar el derecho a la voluntad libre de otras personas. Cada vez que me daba cuenta de que quería dominar la vida de alguien más, me detenía de inmediato.
Mis relaciones también estaban endeudadas. Se extinguían por los reproches mutuos «yo te lo doy todo y tú a mí, nada». Porque las expectativas y las exigencias pueden asesinar tanto el amor como la amistad. Solucioné este problema como en las matemáticas. Acepté las condiciones como indiscutibles y suficientes. Dejé de suplicar regalitos para mi ego y sentirme enojada porque mi novio no jugaba por el guión que inventé. Un día salí al campo de batalla de nuestros egos como un enviado de tregua. Estuvimos toda la noche hablando, bebimos tres litros de café, con toda la sinceridad discutimos acerca de todo y firmamos un acuerdo de tener derechos a ser lo que somos. Simplemente escapamos del escenario del drama eterno hacia la libertad.
Ahora en cuanto me empiezo a sentir ofendida porque alguien no me prestó la atención que yo esperaba o no cumplió con mi petición, repito como un mantra: «Todos somos libres».
El deseo de ser aceptado y el miedo a ser rechazado son dos cosas muy engañosas. Toda la vida me estuve llenando de amigos y conocidos como si fuera una especie de protección contra el frío de la soledad. Y de pronto sentí que apenas podía respirar. Me estaban sofocando, no me dejaban moverme. Y no sabía cómo deshacerme de ellos porque todos eran adorables y buenos. Pero un egoísta sensato no se esconde detrás de la espalda de un sinnúmero de medio-amigos. Cuando me preguntan «¿cuántos amigos tengo en el Facebook?», sin ningún tipo de remordimiento respondo: «Dos». Sé el mejor amigo de ti mismo. Vuélvete una persona interesante, inspiradora, útil. Porque en sí, todos estamos solos. Pero el asunto se vuelve aún peor cuando no te tienes ni siquiera a ti mismo.
Para decir la verdad, empezando mi año «egocéntrico» me estaba preparando para estar sola tanto en la red como en la realidad. Los suspiros despectivos «egoíssssta» significaban que la gente no me comprendía. Me alejaba de ellos más y más, y la vida acostumbrada parecía desierta y espaciosa. Sin embargo, a la naturaleza no le gusta el vacío. Muy pronto mi micromundo se llenó de los asuntos y las personas a las que con gusto les empecé a regalar mi nueva esencia, que tanto trabajo me costó encontrar.
No me duele regalar el tiempo rescatado de las obligaciones inútiles y relaciones parasitarias, a aquellas personas que realmente lo necesitan. Porque no es ninguna obra de caridad. También es egoísmo. Porque lo hago primero para mí y para mi alma.Sospecho que un egoísta sensato con el tiempo se convierte en un humanista sensato. Y yo estoy apenas en el inicio de esta evolución, pero al menos ya se me cayó la cola.

sábado, 13 de junio de 2015

Lo que hacen cuando no te aman realmente




Lo que hacen cuando no te aman realmente

Un principio que guía en mi propia vida es que las cosas más trágicas en nuestras vidas casi siempre vienen precedidas por lo más increíble. Creo que, en cualquier punto dado, nos enfrentamos con la elección de si seguir con lo que nos da y quita el universo o de aferrarnos y hundirnos en nuestra propia miseria. No me levanto en un pedestal para decirles esto. He estado en esas profundidades. Y sé cómo se siente. También sé que hay pocas cosas que te pueden destruir más rápido que los temas del corazón.


Cuando alguien te ame, lo sabrás. Si le importas a alguien, va a encontrar una manera de estar contigo. Si no lo hace, está inventando excusas. A veces pueden no estar seguros de si te aman o no, así que los verás ir de un lado para otro tratando de averiguarlo. El amor no es algo que requiera de trabajo cerebral. No es un puzzle que debas resolver o un misterio que debas descubrir. Simplemente es. Y debemos dejarlo ser -o no ser- naturalmente.

En general creo que la gente difiere mucho en sus experiencias y que no hay dos situaciones que sean iguales. Es difícil generalizar algo sobre el amor y el romance, pero haré una excepción. Sé de muchos de ustedes que probablemente están leyendo esto pensando que no sé de lo que hablo. Pensarán en todas las razones de por qué esa persona en realidad  te amó pero no pudieron estar contigo por esta u otra razón.


Está bien si eso es lo que quieres pensar, no te detendré. Pero la verdad es que a lo que te estás aferrando es a alguien que no te amó lo suficiente como para ponerte en primer lugar y hacerlo funcionar. Y si creo en algo, es en que todos merecemos estar con alguien que quiera estar con nosotros también. Nadie merece estar esperando toda la vida a una persona. Eso de “no es el momento” no es válido. Tampoco lo es “te quiero pero ahora mismo no puedo estar contigo”. Y es una manera egoísta que tienen para estar ‘ni contigo ni sin ti‘. Para tenerte esperando. No vale la pena, de verdad.

Así que lo que tenemos que aprender es a aceptar el amor que no nos dan.  No necesitas el amor de alguien para estar completo. No necesitas el permiso de alguien para seguir con tu vida. Lo que sí necesitas es tu propio amor.

Necesitas permitirte seguir adelante. Tienes la llave de  tu propia libertad.

Besos, 

MV 507

domingo, 7 de junio de 2015

En el norte es aun primavera y a las ovejas no las deja el tren

Hace un año lo decidí. No quiero enamorarme. No quiero vivir con el miedo a ser dañada otra vez. Quizá muchos digan que puedo estar siendo un poco amargada al pensar así, pero lo cierto es que no estoy preocupada por eso. No quiero enamorarme porque prefiero preocuparme por mí misma, por protegerme, por unir los pedazos de mi corazón que aún no logro recomponer. Porque fui dañada, de la peor forma, y no quiero volver a sufrir así de nuevo.

Sé que es una decisión un poco radical, pero lo hago por mí misma y me gustaría que me entendieran, pues creo que cada uno tiene el derecho de decir si quiere enamorarse o no, y yo no quiero. No de nuevo. 

Y estoy segura de que quizá no existe mejor protección que la que yo misma me puedo entregar. Puse mi corazón en manos de alguien más y lo único que hizo fue hacerlo pedazos, sin compasión, sin pensar en lo que podría pasarme, en el daño que podría hacerme y, sobre todo, en provocar que hoy en día ya no quiera volver a enamorarme otra vez. Pues perdí las esperanzas, porque entregué mi corazón confiando plenamente en que sería valorado y me lo devolvieron tal como cuando prestas una prenda y se te entrega descuidada y dañada.

Perdí la fe. Perdí las ganas. Dejé de creer en el amor, pero jamás en el amor propio y es en eso en lo que me quiero concentrar ahora. En sanarme, en cuidar mi bienestar y sentirme mejor y plena nuevamente. En analizar mejor y decidir correctamente en quién puedo confiar y en quién no. 

Luego en el proceso de sanar, aparece alguien especial, sincero, noble y dispuesto a compartir conmigo. Me parece injusto no darnos la oportunidad, podría ser maravilloso y real, como de cuentos de hadas: "el caballero de armadura brillante rescata a la damisela en apuros". 
Dejaré que fluyan los tiempos y  florezcan los sentimientos, total, en el norte es primavera y a las ovejas no las deja el tren. 
Besos 

MV507

jueves, 11 de diciembre de 2014

kar·ma



Siempre escuchamos cuando a alguien se le va la mano en pollos la siguiente frase: eso fue el karma.
Karma, esa coqueta palabra bisílaba que empieza con K, significa según las doctrinas hinduistas y budistas la suma de todas las acciones y los estados previos de existencia de una persona, vistos como sentencia previa de su destino y acciones futuras. En la vida real, la que tu y yo vivimos, no es mas que el destino o suerte, seguido de la causa y el efecto. Ésto quiere decir: quítate que te vienen dando! 
O sea que si estas en una relación donde fuiste la malvada, la cabrona y la abusiva, es muy probable que en la próxima relación a la malvada le pasen la factura, si me pueden entender.
Muchas veces somos reactivos ante diversas situaciones y estamos predispuestos ante hechos...así como cuando decimos "esto huele a quemado" o "hay gato por liebre", realmente aun hay gente buena, sincera, responsable y comprometida con sus palabras respaldadas por acciones, pero también hay - allá afuera - una gallada de buenos para nada abusadores, trepadores y mentirosos, que, en la esquina de la desesperación de sus víctimas, se aprovechan de la bondad para lograr sus maquiavélicos objetivos. Les voy a contar la historia de Lori, una chica de buena familia, estudiada, profesional, trilingüe, conocedora del mundo, en fin con todo y mas de lo que una chica de su edad puede siquiera pensar. Lori se enamora del chico malo, con su personalidad hechizadora de adicto, que la cautiva su "savoir faire". En un principio Lori esta sumida en los encantos y nuevas experiencias y las picardías recién conocidas, pero al pasar un breve espacio, ella va descubriendo la doble agenda de su colega. Empieza a hacerse la brecha de las diferencias culturales y sociales...Lori ahora se siente como aquella vez que Cristina Onassis le compra la refrigeradora a su novio ruso y confundida busca apoyo en los mas allegados. Sus allegados le contestan que eso le pasa por irse con el chico malo, con el Butch Cassidy de este show y le recuerdan de cómo dejó plantado con anillo de compromiso al pobre X, solo por ser un buen chico y cumplir con lo que la maldita sociedad clasista impone. Esto, mis queridos lectores, es Karma en su mas pura expresión...
Ahora tengo su atención? Todo lo que haces bajo este cielo, aquí lo pagas. No importa cuan buenas sean tus intenciones, siempre sale un cabrón a la calle ese día, para "hacer llover en tu desfile". 
Pero no todo es malo, hay formas de tener y mantener un buen karma o dharma, generando toda acción que guarda o protege el bienestar individual y colectivo. Para cada acción, existe una consecuencia; para cada causa, hay un efecto y todo lo que enviamos al Universo, regresa a nosotros tarde o temprano.
Pilas con lo que deseamos o practicamos! #solocosasbuenas

Besos, 

MV507


lunes, 24 de noviembre de 2014

Segundas partes tambien son buenas...

A la vez que contemplaba el atardecer, escuchaba a Franco De Vita. Se despertó mi curiosidad por comprender el nombre de uno de sus discos: segundas partes también son buenas.
Una siempre se concentra y enfoca en las primeras partes o las primeras veces. A menudo nos etiquetan con: la primera impresión es la que cuenta; el que pega primero, pega dos veces; solo hay una oportunidad para impactar...
No estoy de acuerdo con esto, el ser humano es perfectible, siempre quiere superarse, destacar, satisfacer sus necesidades de pertenencia, entre otras cosas; entonces, por qué no tener la oportunidad de reinventarse? Es como hacerse un test de foda y sacarle provecho a los nuevos talentos.
Por ejemplo de las etiquetas, la más clásica para las damas es cuando nos toca introducir la nueva relación de pareja a las amistades o la familia, pues a los otros les parece un poco mas de lo mismo, aunque sea tan diferentes como la caña al coco. 
Otro punto de las primeras y segundas veces es la expectativa: si tuviste un sinsabor en la primera, seguro piensas q la segunda será peor o igual a la primera. 
El tener la oportunidad de volver a intentar, volver a hacer las cosas, pero sobre todo hacerlas bien, abre todo un panorama de oportunidades para reivindicarse, concluir ciclos y marcar otros pasos. 
No quiere decir que nos dará amnesia de lo ocurrido en vez primera - ésto será un punto de referencia - sino que seguiremos viviendo y aprendiendo para ser mejores y vivir la vida. 
Regla #1: divertirse. Vive tu vida a través de ti, dale chance a las segundas partes y disfruta de las cosas simples que llenan de placer. 

Besos! MV507

martes, 1 de julio de 2014

Aquí es dónde se diferencian los niños de los hombres!
Eso fue lo que escuche decir a un diablico antes de iniciar el zapateo en pleno Corpus Chisti. Luego de una semana de pensarlo he sacado mis propias conclusiones. Hablemos primero de los diablicos, para beneficio de mis lectores no panameños, es una personificación dentro del grupo de danzas de las festividades del Corpus Christi, que viste con un fustillo negro y rojo - enterizo - con mascara pintada y de expresiones llamativas y fantasiosas que asustan, un morrión decorado con plumas de guacamaya - debo decir que es hermoso - una campana que le cuelga del tiro del pantalón, castañuelas, cutarras de cuero virgen y una peculiar vejiga de cerdo inflada para acentuar los cambios del baile. Este diablico, cuyo nombre no recuerdo, hacia mucho énfasis en que la fuerza del zapateo y la stamina del baile son lo que diferencia la madurez del varón, diferenciándolo de niño a hombre. Esto es muy cierto, conozco muchos niños que juegan a ser hombres y no son mas que eternos adolescentes, esperando sus escapadas para ir a tomarse los tragos, pero cuando se trata de afrontar las responsabilidades que conlleva la vida familiar o en pareja, simplemente no saben como actuar ni reaccionar. Si bien es cierto, aquellos tiempos en que el hombre se encargaba de todas las responsabilidades económicas y toma de decisiones quedaron atrás, entre el feminismo y el costo de la vida y los "Peter Pan" las mujeres hemos debido incorporarnos al mando y toma de decisiones familiares o de pareja. Creo y estoy convencida, esto incide mucho en el asunto de que ya pocos son los que quieren casarse, porque a las finales, terminas hasta cargando al marido y casi siempre terminas siendo la mala de la película. En nuestra sociedad machista, el consumismo ha permitido que la mujer se desenvuelva mas allá del hogar, pero a un alto costo, una tiene que sacrificar el tiempo para "satisfacciones personales" para poder atender hijos, hogar, mascota, profesión, pareja, sociales...y la lista puede seguir. Anteriormente, las mujeres sacrificaban su educación por la vida hogareña, pero entonces que pasaba si el marido se le convertía en Peter Pan y ella no estaba dispuesta a ser Wendy? Pues sucediá que la relación fracasaba y ella - la mujer- era señalada con la letra escarlata y de libertaria.
Volviendo al tema de niños y hombres, pregunto, cuantos de ustedes, realmente se sienten mas hombres que niños? Cuantas de ustedes sienten que en vez de un hombre que las guíe, cuide y ame, tienen es un hijo mas? La respuesta será personal para cada uno, de igual manera con lo que decidan hacer. Una buena relación y para que sea SANA.debe ser honesta, sincera y con mucho amor... Si deciden ser Peter Pan o Wendy, luego no se aceptan quejas..

Besos! MV507